“… y dile que he superado el cáncer.”
Fue en el Colegio de Las Carmelitas, cuando lo abandonábamos
tras la ducha, al despedirme de aquellas dos voluntarias que de tan buen agrado
nos recibieron y asesoraron a la llegada, y con la que me fotografié junto con
el obsequio recibido como primer equipo local –un morito rechoncho, que
henchido de orgullo grita eternamente “Sóc Alcoià”- ese fue el instante en el
que Carmina, dejó de bromear y sonreír, mostrando un semblante que momentáneamente
le evocó aquella dura etapa, con asomo de destellantes lágrimas en sus ojos,
para que trasladara a un conocido común ese punto y aparte de su vida.
Fue un día de homenaje, recuerdo, sentimiento, por todos los que
ya no están, y de apoyo a los que luchan, para que sea eso: un punto y aparte. De
este modo comenzó la prueba, institucionalizando este recuerdo, con el
protocolario minuto de silencio. Y… ¡por qué no! quizás fue ese mismo recuerdo,
la fuerza que hizo bajar a las nubes y rendir pleitesía a los participantes, ya
que tras la primera subida, quedaron a nuestros pies, mostrando un cielo azul y
limpio, dejándonos maravillados a todos, a tal punto que era imposible no parar
y simplemente observar.
Las mejores iniciativas son las que a todos nos pueden parecer
descabelladas: organizar una casi Ultra de montaña, cuarenta y siete kilómetros
y cuatro mil quinientos metros de desnivel acumulado, disfrazarla de Trail,
añadir el inconveniente de concertar cuatro voluntades para poder participar y adornarla
con la melaza pachanguera de solidaria. El resultado: ciento siete equipos (con
cuatro componentes), deportistas de nivel reconocido, con salida y meta desde
el corazón de la ciudad, “sponsor”, colaboradores, asociaciones locales y
voluntarios volcados. Se nos podía haber ocurrido a cualquiera, pero casi todos
lo hubiéramos descartado, menos a unos alcoyanos orgullosos de su tierra y más
aún de sus gentes. ¡Enhorabuena!
La zona de Salida y Meta inmejorable, emblemática y genuinamente
alcoyana, el recorrido no podía ser menos: subida al Preventori, Barranc del
Sinc, Buitrera en el entorno del Parque Natural de la Sierra de Mariola, El Salt, El Racó de Sant
Bonaventura, Carrascal Fuente Roja, y para rematar el emblemático Molinar
rebosante de agua.
Ya había dado publicidad al interés que tenía en participar en
esta prueba deportiva, fruto de ello, recibí la llamada de Oscar ofreciéndome
completar cuarteto junto con Carlos y mi tocayo Juanjo, ellos tres compañeros
de salidas y entrenos, el foráneo yo; bueno todo lo que puede ser un vecino de
Ibi, que de niño lo llevan “a los médicos”, de adolescente para ir “de marcha”
(haciendo autostop en la
Beniata, ya que lo de “Fernando Rey” estaba por venir), y que
lleva años trabajando en esta localidad y mejor aún, entre sus gentes.
Quedaba solo el patrocinador, principalmente por el papel
económico que desempeñaba en pro de la motivación de esta prueba, con propósito
solidario de ayuda económica a asociaciones locales de familiares y enfermos de
cáncer. No tuve que convencer a nadie, simplemente ofrecer esta posibilidad a
Isabel, una mujer valiente y trabajadora, que orgullosa de su modesta
“Autoescuela San Jorge” nos patrocinaría: ya tenía equipo, y además bendecido
aunque solo sea en el nombre, de la figura más representativa de la
idiosincrasia local.
Ni podía salir mal, ni podía esperar que la experiencia me
resultara tan gratificante. Ya desde el inicio, en la Plaza de Dins (o como la
conocemos en Ibi, en la Plaza
de la Palomas),
saludos a los numerosos amigos, compañeros del “Poc a Poc”, “Johnny y los tres
montañeros”, Raúl del “Ricotec” y otros muchos ¡genial! La salida atronadora,
sorprendido por el petardazo, que se encargó de prender el Sr. Alcalde, ¡y a
correr! Ya en la subida por la calle Oliver, nos distanciábamos los tres
equipos que a la postre fuimos los primeros en llegar a Meta con este orden:
“Vipassana”, “Banyeruts Trails” y “Autoescuela San Jorge – Poc a Poc Alcoi”.
Fue en la del Preventori, donde decidimos que de los tres, sobrábamos nosotros,
prefiriendo adaptarnos a nuestro ritmo, y olvidarnos del resto. Estrategia que
dependía de la consonancia de fuerzas de los cuatro, y que gracias a esfuerzo y
pundonor, funcionó a la perfección.
Finalmente, ganadores absolutos: Asociación Española Contra el
Cáncer (AECC) y “Asociació pel suport i ajuda en el tractament del Cancer”
(SOLC). Y en gesto a la esperanza que representa, el más emotivo de los abrazos
a Carmina.
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